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jueves, 10 de febrero de 2011

LA ESCOBA. (María Jesús- Carixena)

LA ESCOBA

Siempre estaba la puerta cerrada, sabía que en aquella habitación estaba su madre, pero nunca la dejaban acercarse, a veces cuando alguno de la casa entraba, ella atisbaba curiosa. Había logrado verla varias veces, de lejos, a ella le parecía ¡ tan guapa ¡. Solo una vez había conseguido acercarse y casi pudo abrazarla, pero cuando llegaba hasta la cama se lo impidieron, solo pudo cogerle una mano. Después, en cada de uno de sus intentos, salía una escoba,   desde el lado de la cama que la mantenía a distancia; siempre estaba allí, inexorable, impidiendo que se acercara, ¡ Dios ¡, como odiaba aquella escoba. Luego la voz de su madre, perentoria: ¡ Vete nena ¡. Quedaría en el recuerdo de la pequeña para siempre su cara de niña, las manos largas sobre el embozo  muy  blanco, bordado con pequeñas campanillas azules y un rayo de sol jugando travieso sobre los cabellos de su madre. Y un día, de pronto, ya no estaba allí, y tampoco la escoba, ya no era necesaria. Era tan joven  cuando se fue, tenía solo veinticuatro años, la niña solo tres.

1 comentario:

  1. La muerta es cruel muchas veces para los que quedan y más aun cuando no pueden entender el porque de las cosas. La muerte es a veces un descanso para los que se van con ella. Pero siempre vivirán en nuestros corazones.

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