HORTENSIA
Hortensia va a la huerta, Hortensia lava en el río, Hortensia cata las vacas, Hortensia hace la comida…Solo tiene siete años. Su padre fue minero, sindicalista y pobre. Apareció muerto un primero de Mayo. Su cadáver cosido a puñaladas se encontró en La peña, un pueblo cercano a su casa. Tenía la cara tapada con la boina, en un gesto macabro de respeto. Jamás se supo quien lo hizo.
Sus hermanos están en la Argentina, todos. Marcharon con catorce, dieciséis y dieciocho años, en busca de mejor fortuna. Solo los volvió a ver otra vez en su vida. Entre su madre y ella llevan la menguada hacienda; sin más pensión ni salario que su propio sudor, sacando también adelante a una hermana un poco cortas de entendederas que apenas sabe colaborar.
Hortensia ara, Hortensia labra,… cuida de cinco hijos. Es la esposa de un minero, iluso, republicano, socialista y pobre. Luego la revolución de Octubre, después la guerra, mas tarde la resistencia en el monte. Para acabar enfermo en un zulo, cavado de noche bajo el hórreo, escondite negro para salvar la vida y que al final te la roba. Al fin y como destino inexorable: la cárcel, antesala de una muerte cierta.
Hortensia sigue, sigue, y sigue, con el dolor de ser la madre de un minero socialista, soñador y pobre. Le consume la impotencia de no haber podido mejorar la condición de su hijo. Pero no importa, el rompe sus cadenas y se va a una nueva vida envuelto en una música que solo escucha.
Hortensia tiene noventa y dos años. Hija esposa y madre de mineros al fin descansa. Era mi abuela.
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